concepto
Desarrollo humano significa el
“proceso de expansión de las capacidades de las personas que amplían sus
opciones y oportunidades” (PNUD). Pero no se limita al acceso al empleo y a
servicios de educación y salud, sino que abarca otras dimensiones fundamentales
de la humanidad tales como “el goce de libertades civiles y políticas y la
participación de la gente en los diversos aspectos que afectan sus vidas”. El
concepto de desarrollo humano incluye pues la problemática de la gobernabilidad
democrática, la participación y vigilancia ciudadana y la generación de capital
social. Es preciso notar que el concepto de “Desarrollo” se diferencia de aquel
de “Asistencia”, que se refiere a una ayuda humanitaria a personas o
poblaciones en situación de emergencia o vulnerabilidad extrema. Como tal, la
Asistencia debe ser concebida como puntual y limitada en el tiempo, porque no
genera de por sí posibilidad de expansión de capacidades, y puede degenerar en
“asistencialismo” que es un proceso de “anti desarrollo”.
El desarrollo humano es un
proceso de descubrimiento, de crecimiento, de humanización, de conquista de la
libertad; representa el esfuerzo de los hombres y las mujeres por conquistarse
a sí mismos a través de la iluminación de la inteligencia y el fortalecimiento
de la voluntad. Expresa un perfil de hombre que representa convicciones y
creencias funcionales a un ideal de sociedad, y que integra la conducta
colectiva, el comportamiento humano social y de valores deseables. En la
sociedad, los valores expresan el perfil de hombre resultante de un contexto
cultural y un concepto de nación. Los valores se manifiestan en actitudes y
grandes habilidades de aplicación múltiple que, conjuntadas, son las que
permiten lograr las capacidades y competencias requeridas. Un desarrollo humano
integral, finalmente, debe cubrir todas las posibilidades de crecimiento. Se
han identificado seis dimensiones claves para que, a través de su desarrollo y
sano equilibrio, cada persona logre una vida más plena, completa y feliz. Estas
dimensiones son: bienestar físico, familia y pareja, desarrollo profesional,
aspectos culturales y de educación, desarrollo social, bienestar emocional y
trascendencia. En otras palabras, desarrollo humano es el trabajo que toda
persona realiza consigo misma para despertar la capacidad que tiene, desde que
nació, de ser feliz y lograr cosas para su beneficio y el de los demás. Es el
camino que las personas recorren para desarrollar sus capacidades, quererse a
si mismos y establecer relaciones saludables para los demás.
1.4 Las potencialidades del
ser humano y factores que afectan su desarrollo.
Al nacer, todo ser humano posee un sinnúmero
de capacidades en potencia que yacen latentes esperando ser actualizados
durante el crecimiento y desarrollo del individuo y que le son, en conjunto,
únicas e irrepetibles. Más aún, tiene la capacidad todavía no realizada, de
darse cuenta tanto de la existencia de cada una de estas potencialidades como
de la ocurrencia de los procesos a los que éstas dan lugar en sí mismas. El
desarrollo de las potencialidades de los seres humanos es crucial para hacer
realidad los procesos de transformación ya que el crecimiento abarca diversos
campos de posibilidades: físicos, estéticos, morales, afectivos, del carácter,
de la psicomotricidad, del intelecto, del trabajo, etcétera, estos derechos son
parte integral de un sistema de vínculos que tiende a la autoconservación de la
especie y al establecimiento de relaciones más productivas. El fundamento de la
formación del ser humano es el respeto a la dignidad de cada uno, por lo que
es, sin tomar en consideración lo que tiene o representa. La dignidad del
hombre y de la mujer radica en el hecho de que son personas, con un potencial
capaz de perfeccionarse hasta límites insospechados Sin embargo, lo que permite
al hombre desarrollar y utilizar sus potencialidades es la energía que lo anima
y vitaliza: que distingue lo animado de lo inanimado, que hace posible que el
individuo sueñe, luche, sonría, ame; esa energía que todos conocemos, cuya
fuente se encuentra más allá de nuestra comprensión. La energía vital, cuyo
objetivo fundamental es la autorrealización del individuo, también puede
manifestarse en forma negativa y desagradable cuando la persona se siente
amenazada, frustrada y no encuentra un camino productivo de expresión. En estos
casos puede manifestarse mediante el odio, la agresión, la destructividad, el
rencor, la envidia, el desprecio, la venganza y aun el asesinato y el suicidio.
Así pues, desde su nacimiento el hombre cuenta con un conjunto de capacidades
en potencia que tiende a desarrollar para autorrealizarse, gracias a la energía
vital que lo anima. Sin embargo para crecer y madurar tiene que recorrer un
largo camino en el que habrá un gran número de factores que intervendrán en su
desarrollo. Para alcanzar la autorrealización deberá usar tales factores como
peldaños hacia la superación; solo en esta forma alcanzará un día la perfecta
armonía.
1.5 Recursos naturales del
individuo
Todas las personas tienen un importante
potencial constituido por las capacidades y habilidades con las que nace y las
que desarrolla y las que adquiere a lo largo de su vida. Ese potencial está en
relación directa con todo lo que nuestro cerebro nos permite hacer, pero en la
misma medida también depende de nosotros mismos, de cada uno de nosotros,
nuestra personalidad, experiencias y vivencias. Después también debemos tener
en cuenta a las personas que conocimos y con las que nos relacionamos a lo
largo de nuestras vidas, las que nos acompañan, las que nos encontramos, las
que nos educaron, las que nos amaron y a las que amamos Pasado, presente y
futuro, experiencias, sentimientos, relaciones, e incluso la forma en la que
sentimos y vivimos cada experiencia forma parte de cómo somos y de lo que
hacemos con ese potencial. Pero siempre en primer plano, y pase lo que pase,
somos nosotros los que lo poseemos: cada uno de nosotros, todos. Una parte
importante de ese potencial se utiliza día a día, se detecta, identifica y
aprovecha de forma práctica y cotidiana. Es lo que nos permite aprender, tomar
decisiones, actuar y relacionarnos con los demás. Es esa parte de nuestro
cerebro que siempre, o casi siempre, está funcionando. Ese aprovechamiento del
potencial humano es lo que llamamos recursos naturales del individuo. Todos los
tenemos y prácticamente desde el primer instante de nuestro nacimiento
iniciamos su aprovechamiento. A veces con un gran esfuerzo y otras veces casi
sin darnos cuenta, vamos generando recursos, aprendiendo a hablar y a
expresarnos, a ver y comprender el mundo que nos rodea, a encontrar y contactar
con otros. Aptitudes y actitudes. Otra parte de ese potencial lo intuimos.
Sabemos que está ahí porque constantemente vemos su rastro, ya sea en nosotros
mismos o en otras personas. Es lo que habitualmente conocemos como aptitudes.
Es decir las tendencias naturales que una persona tiene para realizar
determinadas actividades con mayor acierto que los demás. Las aptitudes son, en
realidad, una manera intuitiva de aplicar y utilizar ese potencial en una
actividad concreta. Cuando el aprovechamiento del potencial coincide con un
trabajo o profesión lo bautizamos como vocación. Sin embargo, no todos llegamos
a identificar, o darle salida a nuestro potencial en forma de aptitud o
vocación, quizá porque no a todos les aflora a la superficie de forma evidente,
o quizá porque no todo el mundo tiene los medios suficientes para hacerlo
aflorar.
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